lunes, 13 de diciembre de 2010

Ultima carta.


Contemplo el humo en el espesor del cielo como asciende para unirse con la nada.

Era tarde para cambiar nuestra suerte, era tarde para elegir con que palabras empezar un dialogo, las cartas estaban puestas y no le podías dar la vuelta.

Entonces entro ese señor, con capa y gabardina, misteriosamente, se sentó y solo miró.

La cosa por momentos iba bien, hasta que dijo en tono melancólico su nombre, despacio se quita su gabardina y dice, algunos me llaman azar otros, decisión, pero el nombre que más me gusta es destino.

Cogió nuestra carta y dijo:

No os rindáis nunca, porque en las peores condiciones y en los peores momentos, siempre estará esa oportunidad de salir adelante.